viernes, 7 de diciembre de 2012

ENTRE VISILLOS



"Ayer vino Gertru. No la veía desde antes del verano. Salimos a dar un paseo. Me dijo que no creyera que porque ahora está tan contenta ya no se acuerda de mí; que estaba deseando poder tener un día para contarme cosas. Fuimos por la chopera del río paralela a la carretera de Madrid. Yo me acordaba del verano pasado, cuando veníamos a buscar bichos para la colección con nuestros frasquitos de boca ancha llenos de serrín empapado de gasolina. Dice que ella este curso por fin no se matricula, porque a Ángel no le gusta el ambiente del Instituto. Yo le pregunté que por qué, y es que ella por lo visto le ha contado lo de Fonsi, aquella chica de quinto que tuvo un hijo el año pasado. En nuestras casas no lo habíamos dicho; no sé por qué se lo ha tenido que contar a él. Me enseñó una polvera que le ha regalado, pequeñita, de oro." 




Esta fotografía, de Juan Villalobos Cabrera,ilustra muy bien la historia de soledad y de opresión que se narra en "Entre visillos". En la novela, de Carmen Martín Gaite, se mezclan las vidas de varias mujeres de provincias en la España de posguerra.

Sus anhelos, sus ansias por casarse o no, sus miedos a no ser como deben o a la soltería, o su constante obsesión por el qué dirán... todos estos pequeños detalles son parte del retrato de una mujer de la época. Una mujer que tiene que casarse y ser madre, que tiene "que hacerse respetar", que tiene que cumplir con "sus obligaciones", que mira por la ventana como un pájaro enjaulado... Una mujer, en definitiva, oprimida. 

Es una obra magistral, narrada con sencillez y buen gusto. Desde las primeras páginas, la novela me trasladó a una época ya casi olvidada (por suerte para mí). 

Cuando empecé a leerla, no esperaba que me gustase tanto. 

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